La práctica de Tocar la Tierra, también conocida como reverencia profunda o postración, nos ayuda a volver a la tierra y a nuestras raíces, reconociendo que no estamos solos, sino conectados al linaje de todos nuestros predecesores familiares y espirituales. Al tocar la tierra, renunciamos a la idea de que estamos separados y recordamos que formamos parte de la vida.
Cuando tocamos la tierra, nos hacemos pequeños, con la humildad y la sencillez de un niño pequeño. Y también nos hacemos grandes, como los árboles viejos que hunden sus raíces profundamente en la tierra. Cuando toques la tierra, permanece cerca de ella y permítete ser ella: deja que la tierra te absorba. Cuanto más en contacto estés, más te fundirás con ella, más te convertirás en nada para poder serlo todo.
Para empezar esta práctica, junta las palmas de las manos delante del pecho para formar una especie de flor de loto. Levanta las manos unidas hacia la frente, como señal de que mente y cuerpo están unidos en este momento, y luego vuelve a llevarlas hacia el corazón para bajar lentamente el cuerpo hacia el suelo, hasta que los tobillos, los antebrazos y la cabeza descansen cómodamente en el suelo. Con la frente tocando el suelo, gira las manos con las palmas hacia arriba, abriéndote a las Tres Joyas (el Buda, el Dharma y la Sangha). Inhala toda la fuerza y la estabilidad de la tierra y exhala con la intención de liberarte de todo sufrimiento.
- Agradecido, me postro ante todas las generaciones de antepasados de mi familia….
Veo a mi madre y a mi padre, su sangre, su carne y su vitalidad circulando por mis venas y nutriendo todas y cada una de mis células. Más allá de ellos, veo también a mis cuatro abuelos. A través de mí fluye la vida, la sangre, la experiencia, la sabiduría, la felicidad y la tristeza de todas las generaciones que me han precedido. Abro mi corazón, mi carne y mis huesos y me dejo impregnar por la energía de intuición, amor y experiencia que me han transmitido mis antepasados. Veo que mis raíces proceden de mi padre, de mi madre, de mis cuatro abuelos y de todos mis antepasados. Son sólo una continuación de este linaje ancestral. Sé que los padres siempre quieren y apoyan a sus hijos y nietos, aunque, debido a multitud de dificultades, no siempre puedan expresarlo de la forma adecuada. Como prolongación de mis antepasados, dejo que su energía fluya a través de mí y pido su apoyo, protección y fuerza.
- Agradecido, me postro ante todas las generaciones de antepasados de mi linaje espiritual.
Me veo a mí misma en mis maestros, que me muestran el camino del amor y la comprensión, la forma de respirar, sonreír, perdonar y vivir profundamente en el momento presente. A través de Thay veo a todos los maestros de innumerables generaciones, a todos los bodhisattvas y al Buda Sakyamuni, que inició mi familia espiritual. Abro mi corazón y mi cuerpo para recibir la energía de comprensión, amor compasivo y protección amable del Buda, el Dharma y la Sangha a lo largo de muchas generaciones. Soy la continuación del Buda, el Dharma y la Sangha. Pido a mis antepasados espirituales que me transmitan su fuente infinita de energía, paz, estabilidad, comprensión y amor. Hago el voto de practicar con la intención de transformar mi sufrimiento y el sufrimiento del mundo y de transmitir la energía de mi linaje espiritual a las futuras generaciones de practicantes.
- Agradecido, me postro ante este lugar y ante todos los antepasados que lo hicieron posible…
Siento que formo parte de este lugar y también me siento alimentada y protegida por él y por todos los seres vivos que han estado aquí; sus esfuerzos han hecho posible que hoy viva aquí. Veo a mis antepasados que convirtieron este lugar en un refugio para nosotros gracias a su talento, perseverancia y amor; a quienes dedicaron sus vidas a construir escuelas, hospitales, carreteras… y a proteger los derechos humanos, desarrollar la ciencia y la tecnología, y perseguir la libertad y la justicia social. Me veo conectada con mis antepasados, que vivieron en este lugar durante tanto tiempo en paz y armonía con la naturaleza, cuidando de sus montañas, bosques, animales, plantas y minerales. Siento la energía de este lugar impregnando mi cuerpo y mi alma, aceptándome, sosteniéndome. Me comprometo a hacer todo lo que esté en mi mano para transformar la violencia, el odio y la ilusión que aún están muy arraigados en la conciencia de esta sociedad, para que las generaciones futuras puedan tener mayor seguridad, alegría y paz, y pido el apoyo y la protección de este lugar.
- Agradecido y compasivo, me postro y transmito mi energía para los seres que amo.
Ahora quiero transmitir toda la energía que he recibido a mi padre, a mi madre, a todos los que quiero, a todos los que han sufrido y se han preocupado por mí y por mi bienestar. Sé que en mi vida no fui lo suficientemente consciente. También sé que aquellos a los que quiero han tenido multitud de dificultades y han sufrido por no haber tenido la suerte de disfrutar de un entorno que favoreciera su pleno desarrollo. A todos ellos les deseo salud y felicidad. Transmito mi energía a todos ellos para que puedan sonreír y sentir la alegría de estar vivos. Sé que cuando ellos son felices, yo también lo soy. Rezo por todos mis antepasados, tanto de mi linaje familiar como espiritual, y dirijo mi energía a todos ellos como forma de protegerlos y apoyarlos. Soy uno con todos los que amo.
- Agradecido, me postro de forma comprensiva y compasiva con la intención de reconciliarme con todos aquellos que me han hecho sufrir.
Abro mi corazón y envío mi energía amorosa y compasiva a todos los que me han hecho sufrir, han destruido parte de mi vida y de la vida de los que amo. Ahora sé que esas personas han experimentado mucho sufrimiento y que sus corazones estaban llenos de pena, ira y odio. Sé que quizá fueron desafortunadas, que nunca tuvieron la suerte de que alguien las quisiera o se preocupara por ellas. La vida y la sociedad les causaron muchas dificultades, y no fueron guiados por el camino de una vida consciente, acumulando ideas equivocadas sobre la vida o sobre mí. Ruego a mi familia y a mis antepasados espirituales que les envíen su energía de amor y protección, para que sus corazones puedan transformarse hasta que experimenten la alegría de vivir, para que dejen de hacerse sufrir a sí mismos y a los demás. Consciente de su sufrimiento, no quiero seguir albergando ningún sentimiento de odio o ira hacia ellos. No quiero hacerles sufrir. Hacia ahí oriento mi energía amorosa y comprensiva, pidiendo la ayuda de todos mis antepasados.
- Agradecido y compasivo, me postro ante mis antiguas raíces espirituales.
Me veo a mí mismo como un niño pequeño que asiste a la Santa Misa en la iglesia. Veo al sacerdote y a los feligreses. Sé que la comunicación con ellos era compleja y que no recibía mucha alegría ni alimento de aquellos servicios religiosos. Debido a la falta de comunión y entendimiento entre mi familia espiritual y yo, dejé de asistir a la iglesia, perdiendo el contacto con mis antepasados espirituales. Ahora sé que en mi tradición espiritual también hay joyas, y que la vida espiritual de mi tradición ha contribuido a la estabilidad, la alegría y la paz de mis antepasados durante muchas generaciones. Quiero volver a ellos para descubrir de nuevo los grandes valores espirituales de mi tradición, para mi propio alimento y el de mis hijos, y el de los hijos de mis hijos. Quiero volver a conectar con mis antiguos antepasados espirituales para que su energía espiritual pueda volver a fluir libremente dentro de mí. Considero a Jesús, María, San Francisco de Asís, la Madre Teresa de Calcuta y muchos otros mis antepasados espirituales y me postro ante ellos en este momento, el único momento que realmente cuenta.
Para más información, puedes consultar los siguientes libros:
Enseñanzas sobre el amor, por Thich Nhat Hanh
Felicidad, por Thich Nhat Hanh
Cantos del corazón, por Thich Nhat Hanh